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El nombre de Dios “YO SOY” es Poder

Anteriormente hablé del nombre de Dios «Yo Soy El Que Yo Soy». Cuando Dios reveló su nombre, Yo Soy El Que Yo Soy, a Moisés, le dijo: «Este es mi nombre para siempre, por el seré invocado de generación en generación». La Biblia de Jerusalén traduce este pasaje como: «Este es mi nombre para siempre; con este nombre seré invocado por todos los siglos venideros». Esto nos dice que Dios nos está indicando que usemos su nombre para invocar su intercesión. Por tanto, en nuestros decretos usamos «Yo Soy El Que Yo Soy» o «Yo Soy» para acceder al poder ilimitado de Dios.

Yo Soy es algo más que un nombre sagrado: nos otorga poder. Es una fórmula científica. Cuando recitas el nombre de Dios con fe y amor, Dios emite su energía como una formidable cascada de luz para curar la mente, el alma y el corazón.

¿Qué significa el nombre «Yo Soy El Que Yo Soy»? Significa sencilla y a la vez profundamente: «como es arriba, es abajo». Dios está afirmando: «Yo Soy aquí abajo lo que Yo Soy arriba». Cuando tú dices: «Yo Soy El Que Yo Soy», estas afirmando que Dios esta donde tú estás. En realidad, estás diciendo: «Como Dios es en el cielo, así Dios es en la tierra dentro de mí. Dios está allí donde yo me encuentro. Yo Soy el que «Yo Soy».

Algunas veces nos decimos a nosotros mismos: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no me ayuda? Todo va mal en mi casa, en mi negocio”. Pues bien, intenta llamar a Dios y ordenarle literalmente: «¡En el nombre del Yo Soy El Que Yo Soy, oh Dios, entra en mi vida! ¡No puedo hacer esto sin ti! ¡Envía a tus ángeles para que asuman el mando de esta situación ahora mismo!»

Oraciones sencillas y rápidas como esta llevaran a los ángeles hasta tu misma casa. No seas modesto cuando hagas estas peticiones. Hazlas como ordenes dinámicas. Cuanto mayor sea el fervor y la intensidad de tu corazón, mayor será la respuesta del cielo.

También puedes usar el nombre de Dios, «Yo Soy», para crear afirmaciones breves y poderosas. Son poderosas porque cada vez que dices «Yo Soy…”., en realidad estas diciendo «Dios en mí es…”. Y cualquier cosa que afirmes en seguida de las palabras «Yo Soy» se convertirá en una realidad en tu mundo, porque la luz de Dios que fluye a través de ti obedecerá esa orden.

Ése es el profundo significado de lo que se conoce como conexión mente-cuerpo. Tanto lo que piensas como lo que dices produce una influencia en el estado de tu cuerpo. Tus palabras son una profecía que se realiza.

Muchos de los seres han perdido su reverencia por la vida, una reverencia por la energía de Dios que fluye a través de nosotros a cada instante, una reverencia por el Dios que vive en nuestro interior. Si reconoces el poder divino en tu interior, tendrás una sensación de admiración. Puedes decirte a ti mismo: «Aquí está la energía de Dios. ¿Qué hare hoy? ¿Usaré la energía de Dios para reforzar el lado negativo de la vida? O la usaré para afirmar algo bello, algo real, algo que es relevante para mi progreso espiritual».

Cuando te descubras diciendo: «Estoy cansado» o «No soy suficientemente bueno», detente e intenta redirigir el poder de Dios en tu interior para afirmar: «Yo Soy fuerte» o «Yo Soy la victoria de este trabajo».

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