fbpx

Cosas que en las que no debes pensar o hablar ni por equivocación

Te propongo que pongas atención a todo lo que decretas en un solo día. Vamos a recordártelo. “Los negocios están malísimos”. “Las cosas andan muy malas”. “La juventud está perdida”. “El tráfico está imposible”. “El servicio está insoportable”. “No se consigue servicio”. “No dejes eso rodando porque te lo van a robar”. “Los ladrones están asaltando en todas las esquinas”. “Te va a pisar un carro”. “Mi mala memoria…”, “mi alergia…”, “mi dolor de cabeza…”, “mi reumatismo…”, “mi mala digestión…”, “Tenía que ser, cuando no”. No te sorprendas ni te quejes si al expresarlo lo ves ocurrir. ¡Lo has decretado!

Has dado una orden que tiene que ser cumplida. Ahora recuerda y no olvides jamás, cada palabra que pronuncias es un decreto positivo o negativo. Si es positivo se te manifiesta en bien. Si es negativo se te manifiesta en mal, si es contra el prójimo es lo mismo que si lo estuvieras decretando contra ti. ¡Se te devuelve! Si es bondadoso y comprensivo hacia el prójimo, recibirás bondad y comprensión de los demás hacia ti. Y cuando te suceda algo molesto, negativo, desagradable, no digas “¡Pero si yo no estaba pensando ni temiendo que me fuera a suceder esto!”. Ten la sinceridad y la humildad de tratar de recordar en cuáles términos te expresaste de algún prójimo. En qué momento salió de tu corazón un concepto viejísimo, arraigado allí, que tal vez no es sino una costumbre social como una generalidad de esas mencionadas antes y que tú realmente no tienes deseos de seguir usando.

Cuando estés en reunión con otras personas, te darás perfecta cuenta de la clase de conceptos que poseen y los constatarás en todo lo que les ocurre. Siempre que escuches conversaciones negativas no afirmes nada de lo que expresen. Piensa “no lo acepto ni para mí ni para ellas”. No tienes que decírselo a ellas. Es mejor no divulgar la verdad que estás aprendiendo, no porque haya que ocultarlo sino porque hay una máxima ocultista que dice: “Cuando el discípulo está preparado aparece el maestro”. Por ley de atracción, todo el que está preparado para subir de grado es automáticamente acercado al que lo pueda adelantar, de manera que no trates de hacer labor de catequista. No obligues a nadie a recibir lecciones sobre la Verdad porque te puedes encontrar que aquellos que tú creías más dispuestos, son los que menos simpatizan con ella.

“Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla”. – Sigmund Freud

Escríbenos